HASTA QUE OCURRA UNA DESGRACIA. Miguel Hernández

Miguel Hernández Valverde.// Que el Ayuntamiento de Caravaca, al igual que el resto de corporaciones, deambula como alma en pena por los bancos pidiendo liquidez, es un dato objetivo y real, por mucho que se empeñen en contar mentiras diciendo que la economía de la corporación está fuerte. Y que aprovechando que la juventud requiere zonas y lugares donde sacar toda su adrenalina y sentirse bien, hay gente que alquila sus bajos (al margen de las fechas festeras, que se entiende es difícil regular, por no decir imposible), sin el más mínimo requisito técnico, y encima cobrando sin facturas ni nada, por lo que las arcas de la administración no tienen el más mínimo ingreso, es también un dato objetivo y real.

Pero éste es un cóctel explosivo, y esperemos que la corporación no de lugar a que ocurra una desgracia para tomar entonces cartas en el asunto. El problema no es baladí, y si encima tiene solución, es por lo que muchos ciudadanos de Caravaca no entienden por qué no se actúa ya, y no solventar los problemas que esto acarrea a base de golpe de teléfono a la policía local a altas horas de la madrugada.

Los bajos comerciales que se alquilan, carecen por lo general de instalaciones eléctricas correctas, no existen salidas de emergencia, el control sanitario brilla por su ausencia y la contaminación acústica raya lo paranoico a ciertas horas de la madrugada. Si a esto unimos que en el bajo pueden llegar a encontrarse decenas de chavales y chavalas, dispuestos a pasárselo bien, y sin importarles tanto los riesgos que ello conlleva, nos da como resultado que debería ser el propio Ayuntamiento quien regule de una vez por todas esta situación. Ya que tanto económicamente, y sobre todo, por riesgo, debería ser el primer interesado.

Otros municipios ya dieron el paso y ofrecen alternativas más que interesantes, ya que legalizar esos bajos comerciales con sus requisitos técnicos de insonoridad, cableado, servicios, emergencias, licencias de apertura, etc.,  parece improbable.

¿Cuáles son esas alternativas?

Imagínense por un momento, que la corporación, aprovechando explanadas o lugares concretos, que los tiene, pero alejados de donde miles de vecinos por las tardes, noches y madrugadas tienen todo el derecho del mundo al descanso, habilite carpas o cualquier otro tipo de departamento, con área de servicios, seguridad, etc., y alquile legalmente a las diferentes peñas o simplemente grupos de amigos estos lugares.

Nos encontraríamos como resultado el siguiente:

- Los vecinos no tendrían por qué sufrir en primera persona el disfrute de unos pocos hasta altas horas de la madrugada..

- El Ayuntamiento recaudaría ingresos que tan necesarios son para sus arcas.

- Aquellos que quisieran alquilar sus bajos, deberían como la mayoría de los casos, acondicionarlos, legalizarlos y pagar sus impuestos, como todo hijo de vecino.

- En caso de ocurrir una desgracia, que siempre puede ocurrir, por lo menos la administración no sería partícipe por omisión de ello.

La juventud tiene todo el derecho del mundo a disfrutar, pero no les corresponde a ellos regular y normalizar una situación que a fecha de hoy, nadie controla. Si esperamos al otoño para darnos cuenta del problema, esperemos por lo menos que no sea tarde.