Enrique Soler.// Caravaca volvió a cumplir con la tradición de comer ajo la noche del primer día de agosto, para prevenir las calenturas. Aunque no esta muy claro, no falta quien conjetura que esta costumbre popular, fue promovida por los Jesuitas que habitaron la ciudad y que tuvieron sede y colegio en Caravaca hasta su expulsión, no en balde el jesuita San Ignacio de Loyola, Doctor de En la mesa no pudieron faltar los productos más típicos de la zona regados con el caldo de cultivo de la vecina ciudad de Bullas y acompañado con el rico manjar, que se elabora de manera artesanal a golpe de mortero, mezclando dientes de ajo, aceite y huevo, eso sí una velada donde las conversaciones, que se alargan hasta altas horas de la madrugada, mejor hacerlas a una prudente distancia.
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