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miércoles, 4 de julio de 2012

Ángeles de la guarda con casco y uniforme. Por Enrique Soler

La coordinación entre los servicios de emergencias y de seguridad es fundamental para salvar vidas, como la de un hombre que ayer quedó atrapado en su vehículo en Caravaca.                                    

ENRIQUE SOLER Existen profesiones, de las llamadas vocacionales, que pese a los recortes siguen ofreciendo un servicio vital al ciudadano, como los profesionales de los servicios de emergencia y cuerpos de seguridad. Por ejemplo, en el parque de bomberos de Caravaca, perteneciente al Consorcio de Extinción de Incendios de la Región de Murcia, la vida transcurre de manera casi familiar. Tras las tareas rutinarias de la mañana, los cinco bomberos de guardia se preparan la comida y permanecen atentos a cualquier salida.

Bomberos y personal de emergencias
trasladan al herido, ya inmovilizado.
  Enrique Soler 
Es poco más de la una y media de la tarde cuando suena el teléfono y el jefe del servicio informa a los compañeros de un aviso: «Tráfico en la carretera que une Campo de San Juan con El Sabinar». No hace falta decir nada más. En tan solo tres minutos la dotación está preparada y montada en dos vehículos para partir hasta el lugar del accidente. Durante el viaje se les informará de cómo ha ocurrido el incidente de manera más completa.

Ambos vehículos tienen que atravesar la población en hora punta y recorrer en el menor tiempo posible los más de 40 kilómetros que separan el parque de Caravaca de la Cruz del punto del accidente, que se encuentra en una de las pedanías más altas de Moratalla, concretamente en el punto kilométrico 24 de la RM-702, una calzada con un trazado en pendiente y con bastantes curvas.

Los minutos son cruciales por si fuera necesario sacar del vehículo a los heridos. Antes que la dotación llegue al lugar del accidente –y pese a que, según comentan, tienen «problemas» con el pago de las horas extras– una segunda unidad ya se encuentra en el parque por si surgiera una segunda salida.

Un largo viaje de 20 minutos
En escasos veinte minutos, los bomberos llegan hasta el lugar del accidente. Allí se encuentran con un hombre de unos 65 años que ha caído al vacío desde un puente de la carretera. Los primeros en llegar son el equipo médico del Punto de Especial Aislamiento de El Sabinar (PEA), los mismos de los que todo el mundo hablaba hace unos días porque era uno de los servicios que podía verse mermado por los recortes sanitarios.

El equipo consiguió sacar del vehículo a su ocupante, trasladarlo debajo del puente y estabilizarlo. Dos minutos después de la llegada de los bomberos apareció la ambulancia medicalizada del Servicio de Emergencias 112 de la Región de Murcia y, a continuación, la patrulla de la dotación de tráfico de la Guardia Civil.

Quince minutos después el herido está inmovilizado y se le realiza el primer tratamiento en la ambulancia; afortunadamente, solo sufre una rotura de cadera.

El tiempo y la coordinación de los servicios fue crucial para que el aparatoso accidente no se convirtiera en tragedia. Tras su labor, la dotación de bomberos de Caravaca de la Cruz regresa al parque para continuar su guardia y permanecer atentos como verdaderos ángeles custodios.

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